Probióticos y suplementos femeninos
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Seguramente hayas oído hablar mucho de los probióticos o incluso puede ser que te los haya recomendado tu médico.
Los probióticos son microorganismos que cuando son administrados en las cantidades adecuadas, aportan numerosos beneficios.
Hay diferentes tipos de probióticos, algunos para la microbiota vaginal y otros para la intestinal.
La probióticos vaginales pueden tomarse de forma oral, o también administrarse vaginalmente. Los comprimidos son muy sencillos de aplicar, gracias a unos aplicadores que facilitan su introducción en la vagina.
Se deben utilizar los probióticos cuando la microbiota vaginal está alterada o dañada, para saber esto con certeza lo mejor es que sea un profesional ginecológico el que analice el problema.
¿Cuándo se deben utilizar los probióticos?. Existen muchas situaciones y momentos en los cuales es necesario el uso de este tipo de suplementos:
Antibióticos: Tener problemas de salud íntima vaginal es algo habitual cuando tomamos antibióticos. Estos actúan contra las bacterias que hay en el cuerpo, entre estas bacterias también se incluyen las que están en la microbiota vaginal. Durante su tratamiento médico la flora intestinal puede verse dañada y sufrir así diversos problemas de salud.
Ante cambios hormonales: sobre todo cambios en estrógenos. Sin el ácido láctico la microbiota es menos ácida y más susceptible a las infecciones. Por lo tanto mantener un nivel estable de estrógenos es esencial para nuestro cuerpo.
Durante la menstruación: el sangrado menstrual tiene pH neutro o ligeramente alcalino, esto provoca que los lactobacilos no crezcan como es debido. A este problema se le suma en ocasiones el daño que genera el desgarre y arrastre del fluido menstrual y la utilización de tampones.
Duchas vaginales: Aunque de primeras pueda parecer contraproducente, los profesionales no recomiendan que se realice más de una ducha vaginal al día. Al mismo tiempo nunca se deben emplear productos que no sean específicos para la zona íntima o que no sean del ph acorde a la edad y necesidad de la mujer.
Llevar ropa apretada en la zona íntima: la ropa apretada puede favorecer la aparición de microorganismos patógenos, así como debilitar la microbiota. A la hora de elegir un tejido lo mejor es el algodón.
La mala higiene después de las prácticas sexuales: es muy importante realizar una buena higiene íntima después de la práctica sexual.